La escuela de la Mantícora, asentada en el lejano este, más allá del desierto de Korath, es de lejos la más desconocida para los norteños. Los brujos de la escuela de la Mantícora rara vez se aventuran a este extremo del continente, pues suelen encontrarse con desconfianza y recelo. Los mantícoras están adaptados a las costumbres, la flora y la fauna de un tierra lejana, lo que hace que su conducta y estilo de combate sean impredecibles y extremadamente peligrosos para los norteños. Están acostumbrados a enfrentarse a bestias muy venenosas con corazas robustas, de modo que deben entrenarse para identificar y atacar los puntos débiles, así como para desarrollar una alta tolerancia a las toxinas que se hallan tanto en los monstruos de esas tierras como en sus propias pociones.